jueves, 2 de diciembre de 2010
Taxonomía
¿Quien necesita viejos dioses velados por la maleza de los poetas? Ellos en vez de mar, en vez de alma, montañas de sal portan entre sus escuálidas manos. Hambrientos todos ellos de los vivos, cargados de sentimientos ajenos entre los que esconden las piedras preciosas que a otros roban, sus tesoros empolvados, llenos de pelusa y rancio sexo abigarrado de mentiras.
Así vienen ellos a los mortales, y así les traen sus mortajas para que otros halaguen su autómata:
- ¡Oh, que bien se mueve, parece casi un gato!
- ¡Eso huele fresco, casi como a hierba!
Y el poeta abre bien sus fosas, estira su diafragma como la cuerda de un arco, todo el aire del mundo hubiera chupado el poeta con tal de que algo de ese olor a hierba le haga real. Son ranas los poetas y croan para el deleite de los vivos, esperando echar mano de su admiración: divinizarse, ennoblecerse, igualar sesgando a todos los que el sol tocan. Sombras son en la luna. Faros solitarios, que si bien indican el camino al perdido, tan avaros son de amor, que si es por ellos todos los barcos se hunden en sus costas.
Imagen de: http://browse.deviantart.com/?qh=§ion=&q=virgen+muerte#/d30pl29
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