miércoles, 20 de mayo de 2009

CIrculo I


Impostura intelectual – apertura.

Piérdete, palabra, pues cada vez que te encuentro, cogió impulso y me pierdo en tus torbellinos. Suelta tus amarres y húndete en el horizonte, vete al fin del mundo, de donde jamás debiste salir. Pero deja tras de ti la sombra, la huella, lo que es volátil e intangible. Esfúmate, pero que el pensamiento permanezca, claro y limpio, sin estar encadenado a ti, blasfemia.


Fuengirola.

La primera noche, aquella que nunca se olvida, dormí en tus rincones. Ahora eres para mí como aquel amor monstruoso, que desgarra la inocencia y cambia la mirada.
En el crepúsculo, mi corazón recogía tus caricias y mi sombra esperaba a levantarse del suelo, como un par de alas, impaciente.
Ahora ya no calmas, tú, mi sed de voluptuosidades, eres tú un clavo ardiendo al que he de agarrarme para coger impulso una vez o otra.

… y llovió.

Siempre he vivido solo, en una roca no muy lejos de la orilla, pero lo bastante como para no llegar a tocar tierra sin ahogarme. Con el paso de los años mi pelo se fundió con las algas y mi carne se volvió agua. Me deslicé entonces entre las olas marinas, soñando con tocar los cuerpos ociosos que jugaban en la dorada arena, pero la corriente me arrastro hasta dios sabe donde – una torre solitaria, gris y húmeda.
Ah! Que de vueltas te da la vida cuando eres unos litros de agua en la inmensidad salada.

Confesión.

No puedo amar, no porque no ame, sino porque amo sin saberlo. Y todos los días voy a mi acantilado favorito a volar, esperando esa brisa que una vez ya impidió que me matara.

Fin:

No soy yo el que se atormenta, sino que eres tú la lluvia que no cesa. No soy yo el que llora tu perdida, sino que eres tu la que no devolvió el corazón prestado.
Con tu bello antifaz de lirios, te colaste en mi cama, donde guardé, incauto, lo más preciado. Y como la noche, te fuiste, dejando el olor de tus mentiras, tan familiar en la ciudad donde vives.
Se que no me costaría seguirte el rastro, hacer como el que no te conoce y devolver lo robado a su lugar, que siempre es el mismo. Pero se que te volverías a ir, pues eres como la palabra, que ha pasado por tantas bocas, que ya no sabe quien es.

1 comentario:

  1. Precioso, llevaba tiempo sin leer algo con tanta carga emocional. Cuando empece a leerlo deje todo lo que estaba haciendo.

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