Los señores sucesivamente nombrados estaban asando la noche luminiscente, con luciérnagas entre las hojas de palmito, al abrigo de danzarinas constelaciones que expulsaban xenofobamente algunas compatriotas de sus conscéntricos movimientos. Los señores sucesivamente nombrados eran La La' y un negro voluminoso. Al negro voluminoso no le interesaba en absoluto el complejo de doble que se retro-alimenta a un obvio par de gemelos ezquisofrenicos tras ingerir varias gotas de ácido, él es más devoto de los tópicos que a violaciones y negros voluminosos concierne.
La Suerte, por su lado, vino a la orilla del mar mediterráneo a mojarse los pies, y contempló una veintena de hombres llevando una virgen en sus ochocientos kilogramos de trono, una paloma le robó la atención cuando se transmutó en la cena del perro Cerberín.
A la mañana siguiente las algas desayunaban miembros que crujían bajo el armónico contoneo del trono de oro al son de las olas.
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Mensaje en botella