Creí viajar al centro de la tierra, que iba a encontrar el
nucleo del mundo – descubrir el fuego, y acabe al borde del cadalso, entre las
rocas de la tierra yerma. Hasta aquí no llega el humo de mi pipa, ni el sonar
lejano de las olas – que braman sin parar en mi pecho, con el sonido del reloj,
las horas. Bramando siento el cuchillo, degüello de mi pensamiento,
circuncisión de lo que hubiera sido – plastificado sentimiento.
Como hablar? De que contarte yo podría, si cada vez que abro
yo la boca – bocanadas de ceniza vierto - escupo telarañas negras, que en mi
pecho se habían enredado – seré yo el dolor del mundo, o es el mundo mi dolor
sangriento¿
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Mensaje en botella