Recuerdo como bailamos locamente aquella noche, cuando apareciste en la puerta de mi casa con tu estúpido jersey y ese olor tan dulce de "niña bien". El tiempo siguió su camino sin nosotros y como si nada hubiera pasado hemos vivido del lado de acá y de allá.
Desde entonces cuando me distraigo, susurro tu nombre y me paro a pensar si lo he dicho en voz alta o para mis adentros.
Algún día bailaremos de nuevo.
Quizás lo estemos haciendo en algún lugar, dentro de cien mil años, y solo somos demasiado impacientes para verlo venir.
Aun me pregunto porque te subiste a ese autobús. Y yo a ese tren.
Estúpido jersey
Soy solo un niñato pretencioso y prepotente. Lo fui entonces y lo soy ahora - más huraño y mentiroso, pero el mismo barro.
Otro día escribiré algo bonito e intrascendente. Hablar por hablar, fumar por fumar, amor por amor.
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Mensaje en botella