miércoles, 18 de marzo de 2015

La rama tembló cuando el pájaro agitó las alas levantando el vuelo, y el viento llevó una hoja desprendida suavemente hacia el camino. Los dedos de ella estaban enredados en los cordones, la cabeza inclinada clavando la mirada en el horizonte. 
La hoja enredada en el pelo de la chica, que sigue caminando con fuerte pisada, el vestido bailando con la brisa primaveral, los ojos distraídos en las nubes. 
El le señala - algo de una hoja - ella no entiende, y cada zapato mira en su dirección, alejándose cada uno a siguiendo su estrella. 
Los corazones caprichosos se desprendieron suavemente, llevados por un magnetismo ancestral, quedándose juntos, mientras los zapatos se perdían en el horizonte. 
El atardecer fue tranquilo, y a la noche se escucharon pisadas desde ambas direcciones. 
Volverán. Nadie puede vivir sin corazón

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