sábado, 11 de abril de 2009

Sin titulo.


El viaje había sido largo: varios miles de años, quizás más. Lo había tocado todo, lo vio todo, desde las profundas bocas de fuego subterrestres hasta las cumbres más altas, y aún más. Por ella pasaron los animales ya extintos, y estaba segura de que la primera cadena de ADN nació en su seno.
Ahora volaba en caída libre, descendiendo suavemente entre corrientes de aire frías y calidas. Hacía menos de un segundo se cruzó con una nube de olor a pan recién hecho. Así que por la posición de la luna y las estrellas dedujo que faltaba menos de una hora para el amanecer.
Pero las prisas no son para alguien que es más viejo que el tiempo mismo. En fin, todo es una sucesión rutinaria de acontecimientos. Tan solo había una cosa que la seguía sorprendiendo: los hombres.
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Como iba diciendo, los hombres. Realmente su mundo no pertenecía al resto de las cosas. De la vida se ha dicho que es imposible, que contradice los principios que rigen el universo; claro esta que eso lo han dicho los hombres, y siguiendo únicamente sus propios conocimientos. Eran algo así como…

Peor el suelo es un interlocutor implacable. La gota quedó aturdida, y pensó que era mejor dormir, fundiéndose en un riachuelo que se colaba por la alcantarilla. En fin, ¿para que pensar?

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