En sórdidas cáscaras sus sueños arrimados, que solo ven lo que en su palma canta. El gran avance de pequeños hombres ha hecho de este mundo mil peceras. Lo que soñaron nuestros padres, y coetáneos, se ha perdido y ese viaje a la aluna, el hombrecillo con escafandra, como un globo de helio botando entre la débil gravedad.
Y esos coches que despegan y se transmuta su materia para cruzar el universo, con pipa y sombrero.
Ciudades altas de cúpulas, sin cementerio, entre los peces y los crustáceos en el fondo del mar como una gran concha se despliegan.
Y todo esto más todo lo imaginable, lo hemos permutado por astucias, dinero que se cambia por tiempo, y gustoso cambiaba yo toda la modernidad por fuego – sin ceniza ni esperanza.
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Mensaje en botella