jueves, 27 de noviembre de 2008
Barbacoa
Otro coco
Algo hay bajo las baldosas, una ráfaga de aire caliente y rojizo sale de entre las aberturas de esta ciudad mal construida, y como esporas se introduce por los poros, metiéndose en los ojos, cegando, en la nariz, inutilizando el olfato, en la boca durmiendo la lengua y dándole un nuevo sentido al placer del gusto, en el oído, ensordeciendo, y se pega a la piel, echando raíces dejando un mermado tacto enfermizo de placeres inexistentes.
Algo hay en el interior de estas calles, algo que enamora, y como todo amor pide y no da nada, exige someterse, exige olvidar y dejar en el olvido, exige y demanda, esclaviza a las mentes uniéndolas en una orgía de opio y adormilados individuos que forman parte de un cuerpo confuso.
Mil manos agarran, arañan, tiran y rompen, lenguas que se entremezclan bebiendo ese néctar oscuro y denso, vomito de un ente enloquecedor, secreciones gástricas de una pagana imagen de Eros.
NAPALM se me ocurriría decir, NAPALM para todos como derecho constitucional, y que no se juzgue y no se desee.
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