domingo, 1 de febrero de 2009

Pan santo.


Cielo fino y liso como la seda, asciende y se desenvuelve el ardiente globo de luz dorada sobre la calzada de ceniza. Se oculta bajo el toldo la sombra del muchacho, viene este con el carretón bajo el brazo a sacarse cuatro duros para la parranda.
- Isabel, muy buenas, a liquidar lo debido vengo.
- Pues váyase con sus buenos días y no le eche sal a mi café de media mañana.
- El trabajo bien cumplido esta, ahora toca indemnizarme.
- A ti lo que te falta es vergüenza rapaz de mala muerte. De siete días que hablamos, solo cinco te vi el pelo. Así que vete y no vuelvas que mal ganado nada tienes.
Sale de la guardilla el viejo pelón, bata blanca y zapatos lustrosos. Exhala el humo de su cigarro y le tiende al niño un billete.
- Contento vete, lo trabajado ya esta, ahora deja a la señora con su café.
Isabel se alza en llantos al viejo, reclamando lo dado por injusto. El niño al ver el revuelo sale por patas.
- Gregorio, alma te falta, ¡mala sombra! ¡Con esos duros a cenar nos íbamos!
- Deja al chico, el también come.
- Aquí nos entierras, sin lapida.
- ¡Ni lapida ni misa santa Isabel! En esta casa Dios no se aventuró nunca, y ahora me lo reclamas en mi ocaso.
- ¡Ahora y siempre! No herejes la fe de mi santa madre.
- Por eso que has dicho niños han muerto de inanición por darle vino al párroco.
Se aparta Gregorio el panadero, y con violento además tira el café al suelo. Se resbala llevándose el zapato a la nuca y da a parar en la esquina del mostrador. De luto se tiñe la mirada de la viuda.
- Te vas como llegaste mi Gregorio, dando disgustos a mi alma santa. Viuda me dejas y sin cuatro duros.

1 comentario:

  1. Este ya es viejuno. Lo escribí en mi epoca de "Valle inclan es Dios", y no le niego la genialidad.
    Su visión tan rematadamente absurda, su humor negro y tan encarnado en la españa del medi siglo... es un encanto que no se puede dejar pasar con facilidad.

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